Guion de hipnosis gratuito - desarrolla tu autodisciplina
Este guion de hipnosis ha sido diseñado para ayudar a fortalecer la disciplina personal y avanzar hacia sus aspiraciones con constancia y determinación.
GUIONES DE HIPNOSIS GRATUITOS
4/3/202511 min read
Una vez que la fase de inducción se haya completado y haya tenido éxito, comience con el texto que aparece a continuación:
A medida que se sumerge en este dulce descanso hipnótico, su subconsciente se abre y se vuelve receptivo a las sugerencias que está a punto de recibir.
Ahora que te sientes profundamente relajado, te llevaré a un viaje que te permitirá liberar el depósito de fuerza interior y autodisciplina que reside en ti.
Quiero que te imagines a los pies de una montaña hermosa. No se trata de cualquier montaña, sino de tu montaña personal de autodisciplina.
El aire es fresco, impregnado del olor a pino y un sutil toque de nieve procedente de la cima.
Sientes una sensación de anticipación, emoción y preparación para el ascenso que te espera. El cielo es de un azul claro e infinito, y la luz del sol proyecta un resplandor dorado sobre el camino que se abre ante ti.
Ante ti, el camino es claro y bien definido, invitándote a dar el primer paso. Cada paso que das es deliberado, voluntario y significativo.
La montaña representa tus objetivos, su ascenso requiere autodisciplina y cada paso te acerca a la consecución de tus objetivos.
Estás equipado con todas las herramientas que necesitas: zapatos resistentes, una mochila fiable y un corazón lleno de determinación.
Ahora, piensa en un objetivo o tarea de tu vida que te gustaría lograr con más disciplina.
Puede estar relacionado con tu trabajo, tu salud, tu desarrollo personal o cualquier otro ámbito en el que quieras lograr un cambio positivo.
Visualiza claramente este objetivo en tu mente. Visualízate a ti mismo trabajando para alcanzar este objetivo con facilidad, confianza y con una determinación inquebrantable en cada paso que das.
Breve pausa
Tu viaje comienza con un primer ascenso, donde el camino es suave, una pendiente gradual. El bosque que te rodea es verde y está lleno de sonidos de la naturaleza: el canto de los pájaros, el susurro de las hojas y el fluir de un arroyo lejano.
Con cada respiración, te sientes más en sintonía con tu entorno, más conectado con tu objetivo.
Eres consciente de que este ascenso es un proceso, de que cada momento es una oportunidad para construir y reforzar tu determinación.
La luz del sol se filtra a través de los árboles, creando un patrón de sombras y luces que baila a lo largo del camino, guiándote hacia adelante.
A medida que avanzas, te encuentras con la primera dificultad, un tramo rocoso del sendero que requiere tu atención y precaución.
Haces una pausa, evalúas la mejor ruta y avanzas con precaución y determinación. Cada paso sobre las rocas es como una decisión en tu vida, que requiere reflexión, paciencia y compromiso.
Pones los pies con cuidado, confiando en tu capacidad para navegar por este terreno. Las rocas son de diferentes tamaños y formas, algunas lisas, otras dentadas, simbolizando los diferentes retos que debes afrontar en la vida. Las cruzas, sintiendo la textura bajo las botas, cada paso te recuerda tu creciente confianza.
Sientes cómo trabajan tus músculos, cómo tu cuerpo se esfuerza.
Breve pausa
Este esfuerzo físico refleja el esfuerzo mental y emocional que inviertes para ser más autodisciplinado.
Cada roca que superas, cada bloque que rodeas, es testimonio de tu perseverancia y fuerza.
Te recuerda que la autodisciplina consiste en superar los obstáculos, uno por uno, con concentración y tenacidad.
El sudor en tu frente, el ritmo de tu respiración y los latidos regulares de tu corazón se sincronizan con el ritmo de tu ascenso, cada elemento trabajando en armonía para impulsarte hacia adelante.
A medida que avanzas, notas distracciones a lo largo del camino: senderos fáciles y tentadores que se alejan de la ruta principal. Estos caminos son seductores, prometen rutas rápidas y fáciles, pero los reconoces como lo que son: distracciones. Resistes la tentación de tomar estos caminos, recordándote tu compromiso con el ascenso.
Cada vez que te mantienes en el camino principal, refuerzas tu determinación, ya que tu atención se agudiza por la tentación a la que has resistido.
Recuerdas que los atajos a menudo conducen a callejones sin salida, mientras que el verdadero camino, aunque difícil, conduce al crecimiento y al éxito.
El camino se estabiliza por un momento, lo que te permite recuperar el aliento y apreciar el progreso que has logrado.
Miras hacia atrás y ves el camino recorrido, los desafíos que ya has superado. Esto te llena de un sentimiento de orgullo y motivación para continuar.
Breve pausa
Estás en camino, y cada paso adelante es una afirmación de tu compromiso con tu disciplina personal. El bosque se abre y encuentras un pequeño claro donde puedes sentarte un rato, la vista del valle abajo te recuerda el camino recorrido hasta ahora.
Mientras te sientas, ves a un grupo de personas que se relajan en el claro, ofreciendo comida y bebida, e invitándote a unirte a ellos. Esto te recuerda las numerosas tentaciones de la vida, el atractivo de hacer una pausa y abandonar tu ascenso.
Sientes el atractivo de la comodidad, el deseo de descansar, pero sabes que la verdadera realización reside en alcanzar tu objetivo.
Amablemente, rechazas su oferta, les das las gracias, pero decides seguir tu camino. Resistirte a su oferta refuerza tu determinación y compromiso con la autodisciplina.
Entonces te das cuenta de que para alcanzar tus objetivos y mantener tu nueva autodisciplina, todo lo que tienes que hacer es seguir avanzando, dar un paso delante del otro y esforzarte. Es así de simple, solo tienes que seguir.
A medida que avanzas, el camino comienza a subir de nuevo, más empinado esta vez, llevándote a una altitud más elevada. El aire se vuelve más fresco, más vivo, y cada respiración te vigoriza.
Notas el cambio en el entorno: hay menos árboles, reemplazados por arbustos y rocas resistentes.
Esta parte del viaje requiere aún más concentración y energía. Subes más alto, alcanzas nuevos niveles de autodisciplina. La vegetación es escasa pero resistente, como tu mente, capaz de florecer incluso en las condiciones más difíciles.
Te encuentras con una cornisa estrecha que te obliga a moverte con precisión y precaución. Es una prueba para tu equilibrio y concentración.
Con las manos firmes y la mente despejada, navegas por esta cornisa, poniendo un pie delante del otro. La caída es abrupta, pero no tienes miedo.
Estás concentrado, tranquilo y decidido. Esta cornisa es como el delicado equilibrio necesario para mantener la autodisciplina, manteniendo el rumbo a pesar de las distracciones y los desafíos que puedan surgir.
El viento se levanta, recordándote suavemente las fuerzas que te rodean, pero tú permaneces inquebrantable, con los ojos fijos en el camino a seguir.
Breve pausa
Después de cruzar la cornisa, te encuentras en una meseta, un momento de respiro en el que puedes descansar y reflexionar.
Admiras la vista: la vasta paisaje debajo, la cima siempre delante de ti. Es el momento de apreciar los esfuerzos que has realizado y reafirmar tu compromiso con el viaje.
Comprendes que la autodisciplina no es un destino, sino un ascenso continuo, con momentos de desafío y momentos de descanso.
La meseta está salpicada de flores silvestres, cuyos colores vibran sobre el fondo rocoso, simbolizando la belleza de los momentos de descanso y reflexión.
Al sentarte en la meseta, sientes una sensación de paz interior y claridad. Estás en armonía contigo mismo y con tu entorno.
Esta pausa te permite recuperar fuerzas para continuar el ascenso. Estás listo y, al levantarte, sientes una nueva motivación.
La cima de la montaña es su objetivo, representa la culminación de su autodisciplina. Aprieta el morral, ajusta el agarre del bastón de marcha y respira profundamente, llenando sus pulmones con el aire fresco de la montaña, sintiéndose rejuvenecido y listo para la siguiente etapa.
Retomas el ascenso con paso firme y decidido. El camino se vuelve más escarpado, el aire más enrarecido.
Cada paso requiere más esfuerzo, más concentración. Eres consciente de la fatiga de tus músculos, de la tensión del ascenso, pero también eres consciente de tu fuerza interior, de tu determinación inquebrantable.
Llegas hasta el final, sabiendo que cada paso difícil refuerza tu disciplina, forja tu carácter. El camino que se abre ante ti es accidentado, con grava suelta y pendientes pronunciadas, cada una de las cuales requiere toda tu atención y esfuerzo.
El terreno se vuelve cada vez más accidentado. Utilizas tus manos para estabilizarte, trepando por las rocas y piedras más grandes.
Es un esfuerzo de todo el cuerpo, que moviliza todos tus recursos, al igual que la autodisciplina requiere que movilices todos los aspectos de tu mente y tu alma.
Estás completamente presente en este momento, cada músculo, cada pensamiento, cada respiración se dedica al ascenso.
El cielo es de un azul más profundo y puedes ver a los pájaros elevarse en las alturas, libres y sin obstáculos, lo que te recuerda la libertad que se deriva de la autodisciplina.
Te encuentras con una sección especialmente difícil, una pared de roca vertical que requiere escalar. Te tomas un momento para planificar tu aproximación, visualizando cada agarre, cada punto de apoyo. Es una prueba para tu pensamiento estratégico, tu capacidad de planificación y ejecución.
Empiezas a escalar, sintiendo la textura rugosa de la roca bajo tus dedos, la tensión en tus brazos y piernas. Cada tracción, cada empuje es un paso más hacia tu objetivo. La pared rocosa es intimidante, pero con cada movimiento sientes cómo tu confianza crece, tu miedo disminuye, reemplazado por una sensación de logro y fuerza.
Cuando llegas a la cima de la pared rocosa, sientes una sensación de logro. Has superado un reto importante, lo que te llena de confianza y orgullo.
Te tomas un momento para mirar a tu alrededor, para apreciar la altura que has alcanzado. La cima está ahora más cerca, a la vista.
Esto te motiva a continuar, a superar las dudas y los temores que persisten. La vista desde este punto de observación es espectacular, el mundo a tus pies se extiende en todas direcciones, dando testimonio de tu viaje y perseverancia.
La última parte del ascenso es la más difícil. El camino es empinado, el aire enrarecido y tu cuerpo está cansado. Pero tu mente es fuerte, tu voluntad intacta.
Aprovechas tus reservas internas, el profundo pozo de determinación y autodisciplina que has cultivado.
Cada paso da testimonio de su voluntad, de su capacidad para seguir adelante a pesar de las dificultades. La cima está cerca y, a cada paso, siente una mezcla de agotamiento y euforia, sabiendo que está a punto de lograr algo realmente importante.
A medida que te acercas a la cima, sientes una sensación de euforia. La cima está al alcance de la mano y, en un último esfuerzo de energía, te elevas, paso a paso, hasta que estás de pie en la cima.
La vista es impresionante, el mundo se extiende bajo tus pies en un panorama de belleza e inmensidad. Has alcanzado la cima de tu montaña, el apogeo de tu autodisciplina. Te mantienes erguido, respirando profundamente, disfrutando de la majestuosidad del momento, del resultado de todos tus esfuerzos y de tu determinación.
Breve pausa
En la cima, sientes una profunda sensación de logro y paz. Has vencido al monte y, al hacerlo, te has vencido a ti mismo. Respiras profundamente, sientes el aire fresco y puro llenando tus pulmones y dejas escapar un suspiro de satisfacción.
Lo has conseguido. Estás aquí. La cima de la montaña es un lugar de claridad y perspicacia, donde puedes ver no solo el camino que has recorrido, sino también las posibilidades que se te presentan.
Imagínate en el momento en que alcanzas tu objetivo. Visualízate celebrando tu éxito, orgulloso de tu disciplina y dedicación.
Observa los cambios positivos que esta realización ha traído a tu vida, las nuevas oportunidades y el crecimiento que han surgido. Siente la profunda satisfacción y realización que te da saber que tienes la autodisciplina necesaria para lograr todo lo que quieres.
En este momento de éxito, respira profundamente y deja que te invadan los sentimientos de logro y orgullo. Afianza estos sentimientos en tu mente y cuerpo, sabiendo que puedes volver a este estado de confianza y autodisciplina cada vez que lo necesites.
Miras al horizonte y ves no solo el paisaje físico, sino también el paisaje de tu futuro, lleno de posibilidades y potencial.
Este ascenso te ha mostrado de lo que eres capaz, la fuerza y la disciplina que posees.
Sabes que este viaje es un símbolo de tu vida, que las cualidades que has demostrado aquí (perseverancia, concentración, determinación) son las mismas que te guiarán en tu vida cotidiana. Te mueve un sentimiento de determinación y confianza, y estás preparado para afrontar todos los retos que se te presenten.
Cuando comienza el descenso, se lleva consigo las lecciones aprendidas y la fuerza adquirida. Cada paso del descenso se supera con el mismo cuidado y atención que el ascenso.
Es consciente de que el descenso requiere tanta concentración y disciplina como el ascenso. Recorre el camino con confianza, sabiendo que tiene las habilidades y la mentalidad necesarias para afrontar cualquier desafío.
El descenso es un momento de reflexión, un momento para interiorizar la experiencia. Piensas en los obstáculos que has superado, en los momentos de duda y cansancio, y en cómo los has superado.
Te das cuenta de que la autodisciplina no consiste solo en llegar a la cima, sino en recorrer todo el camino: los altibajos, el esfuerzo y el descanso, los desafíos y los triunfos.
Cuando llegas al pie de la montaña, sientes una profunda sensación de satisfacción y realización. Has terminado el ascenso, pero sobre todo te has demostrado a ti mismo que tienes la disciplina necesaria para alcanzar tus objetivos.
Te paras al pie de la montaña, mirando la cima que has conquistado, y sabes que esto es solo el comienzo.
Habrá otras montañas que escalar, otros desafíos que afrontar, pero estás preparado. Estás preparado.
Tienes la autodisciplina necesaria para triunfar. Miras la montaña por última vez, símbolo de tu viaje, y te das la vuelta, listo para continuar tu vida con un propósito y una determinación renovados.
Las lecciones del ascenso están en ti, te guían, te fortalecen. Eres un alpinista, un maestro de la autodisciplina, y estás listo para afrontar lo que sigue.
Cuando te alejas de la montaña, te llevas contigo la esencia de la ascensión: fuerza, concentración, perseverancia.
Cada paso que das ahora está impregnado de la confianza y la claridad que has adquirido durante el viaje. Sabes que la disciplina que has cultivado te servirá en todos los ámbitos de tu vida.
Ya sea en tus objetivos personales, aspiraciones profesionales o decisiones cotidianas, tienes la fuerza interior para mantenerte comprometido y concentrado.
Sigues tu camino con una sensación de ligereza y libertad. La ascensión no solo ha fortalecido tu cuerpo, sino también tu mente. Eres más consciente de tus capacidades, más atento a tus recursos internos.
Sabes que la autodisciplina no es una cuestión de perfección, sino de perseverancia, de esfuerzo continuo para alcanzar tus objetivos, sin importar los obstáculos. La montaña te ha enseñado la resiliencia, la paciencia y el poder de dar un paso tras otro.
Cuando te levantas y continúas tu viaje, llevas contigo las lecciones de la montaña, la fuerza de tu ascenso. Cada paso da testimonio de tu compromiso, concentración y autodisciplina.
Estás preparado para enfrentarte a cualquier desafío, sabiendo que tienes la fuerza interior para superarlo. Caminas con confianza, con un objetivo, con una sensación de paz y determinación. Eres un alpinista, un maestro de la autodisciplina, y tu viaje no ha hecho más que empezar.
Respira profundamente y déjate llevar para absorber plenamente estos cambios positivos. Eres disciplinado. Estás concentrado. Eres capaz de lograr todo lo que te propongas.
Es tu verdad, y te guía cada día, de todas las maneras posibles.
En unos momentos, te llevaré de vuelta a la plena conciencia del despertar.
Cuando salgas de la hipnosis, te despertarás con un renovado sentido de propósito, fuerza y autodisciplina.
Tienes todo lo que necesitas para triunfar. Confía en ti mismo y ten en cuenta que estás en el camino de la grandeza.
Estas sugerencias están firmemente arraigadas en tu subconsciente y se vuelven cada vez más fuertes, día tras día.
Se fortalecen día a día, hora a hora, minuto a minuto.
En un momento, contaré los números del uno al cinco y, en el cinco, estarás perfectamente despierto, alerta, fresco y listo, listo para dejar que estas sugerencias actúen por ti.
Cuando estés listo, quiero que empieces a volver:
Uno, dos, tres, vuelves lentamente, cuatro, los párpados empiezan a batir y cinco, los ojos están abiertos, bien despiertos, la mente y el cuerpo vuelven a la conciencia normal..
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